Loriem estaba tumbado en su sofá, tranquilamente, pensando en tantas cosas como su mente le dejaba, de un tema a otro, de un momento de su vida a otro, sin descanso, sin parar, como siempre a fin de cuentas.
Es algo que siempre había hecho, su cerebro funcionaba al margen de su cuerpo, podía estar pensando en 1000 cosas mientras veía una película, escuchaba una canción o disfrutaba de la compañía, casi siempre virtual, de otra buena mente con la que charlar.
Loriem es por decirlo de una manera, un reflejo de las personas que tiene delante, desde un romántico empedernido a un cinéfilo o una persona fría y despiadada, pero las raras veces en las que no refleja se nota su verdadero carácter, es un observador, una sombra que vela los sueños y esperanzas de aquellos con los que esta en contacto, y la gran pregunta es: ¿como es un espejo cuando no hay nada que reflejar? es algo que hasta hacia poco jamas le había importado, sin embargo su vida ha cambiado mucho en poco tiempo, ha empezado a tomar decisiones, ha decidido cambiar, y por una vez, simplemente por hacer algo para si mismo.
Estos cambios quizás no se noten, quizás ni siquiera han empezado a ocurrir, pero el es diferente, lo que ve no ha cambiado, los reflejos siguen ahí, pero también se intuye una pequeña forma en el espejo, algo que antes no estaba y que los demás todavía no notan.
Por lo demás Loriem sigue siendo ese vago impenetrable, ese amigo afable en la intimidad y esa otra persona en el cara a cara, a fin de cuentas es como un niño, embobado con los restos de un jersey de lana de un llamativo color carmesí.
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