El esperaba impaciente, sabia que ella venia hoy y ya no podía mas, deseaba verla con toda su alma y su cuerpo estaba tan encendido que reaccionaba solo con el pensamiento de aquellos labios.
Para pasar el tiempo y poder relajarse un poco el decidió darse una ducha fría, pero ya nada podía calmarlo, ni siquiera el agua helada bajando por su espalda o las gotas sobre su cara...
La tensión lo estaba matando, se vistió con la ropa habitual y fue al salón a esperar y a mantener su mente ocupada,tras unos instantes sentado se dio cuenta de que no podía estarse quieto, tenia demasiada energía, estaba demasiado excitado, así que se puso a limpiar, en esto estaba cuando sonó el timbre, una sola vez.
El se quedo petrificado con la explosión de actividad se había olvidado lo cerca que estaba la hora de volver a verla, la recordaba de sus sueños claramente pero no sabia si su mente le estaba engañando, nervioso como un adolescente en su primera vez fue a abrir la puerta.
Allí estaba ella, radiante, sonriendo de aquella manera tan especial que siempre conseguía calmarle, sus ojos verdes y marrones del color de la jungla, su pelo liso y lustroso, llevaba una camiseta de tirantes y unos baqueros cortos, muy cortos de hecho.
Ella estaba allí con una expresión casi tímida en la cara, y habiendo empezado a enrojecer, el se dio cuenta de que se había pasado 2 minutos mirándola fijamente, sin decir nada.
Avergonzado el carraspeo y la invito a pasar, entraron juntos en la casa y el empezó a enseñarle la casa, cuando llegaron al cuarto donde ella iba a dormir el coloco la maleta de ella en el armario.
Al darse la vuelta ella se le echo a los brazos y le besó, sorprendido en un principio solo pudo dejarse llevar hasta que la pasión pudo con el, la empujó contra la pared y sujetandola de las manos le devolvió el beso, un beso tan largo y que transmitía tanto que cuando por fin se separaron ambos estaban sin aliento, pero ya no necesitaban palabras para comunicarse, un simple gesto de ella le mostró su deseo y el perdió la cabeza.
Le quito la camiseta que llevaba y mientras le mordía el cuello poco a poco, le desabrocho también el sujetador, todavía contra la pared el seguía mordiendo y ella tras quitarle la camiseta empezó a arañarle la espalda, con fuerza pero sin violencia el la levantó y la tiro a la cama colocándose sobre ella.
El paso una uña por su cara bajando por su cuello hasta la clavícula, para después pasar sobre su pecho y seguir bajando por su abdomen hasta llegar a tocar el tirante de la ropa interior de ella.
Tras estos segundos el levanto la mirada hacia la cara de ella y vio un brillo en sus ojos que eran un reflejo de los suyos, y volvió a besarla y tras el beso empezó a bajar poco a poco por su cuello recorriendo una vez mas el camino que su uña había hecho pero esta vez llenando de besos cada centímetro de su piel hasta llegar de nuevo a esos pantalones baqueros que el quería arrancar de cuajo, sin embargo esperaba una incitación, una incitación que llego en forma de una mirada y una mano que desabrocho el primer botón.
El no necesitaba mas, agarro el pantalón y la ropa interior de ella y de un tirón las sacó, y entonces empezó a besarla desde los pies, subiendo por las piernas hasta llegar al centro y empezó a provocarla tocando sus muslos con los labios, pasando sus uñas por sus tetas y arañando su estomago, respirando muy cerca de ella para que pudiese notar el aliento sobre su piel, con la intención de volverla loca de deseo.
Ella solo hizo un gesto, le puso la mano en la cabeza a el y cuando este la miro la encontró mordiéndose el labio y mirándolo fijamente, el no espero mas, pasando un dedo por su húmeda feminidad acercó poco a poco la cara, todavía mirándola fijamente, hasta que con un beso empezó a lamerla, con un estremecimiento ella le puso una mano en la cabeza y el se dejo llevar, paso la lengua por cada recoveco, beso, jugó y lamió hasta que ella empezó a gemir suavemente aumentando su respiración.
Tras unos minutos así, ella decidió que era hora de cambiar las tornas, se incorporo y agarrándole de los hombros le dio la vuelta y lo echo en la cama
Era su turno de mandar y no iba a perder la oportunidad, se subió a horcajadas sobre el y le beso en la oreja, ella noto como a el se le erizaban los pelos de los brazos, fue bajando hasta el cuello donde le mordió hasta dejarle una marca roja, y siguió bajando arañando cada centímetro del torso de el, y bajo hasta los pantalones de el, donde había una clara marca de que el estaba listo para cualquier cosa, sin pensarlo dos veces ella le quito los pantalones, pero dejo los calzoncillos y con una expresión traviesa en la cara empezó a frotarse contra el bulto que notaba, iba variando de velocidad mientras disfrutaba de la expresión de el,, cuando ella noto que el ya no podía mas, metió la mano en los calzoncillos y saco la roca que guardaba el allí, y poco a poco la introdujo en ella, el ya no tenia nada en la cabeza salvo ella, y ella estaba disfrutando mucho de ser la dominante, lo cabalgo durante minutos, cambiando la intensidad y la velocidad, a veces moviendo todo el cuerpo y otras solo las caderas.
El ya no pudo mas, todavía dentro de ella la agarro de los muslos y la levanto en peso, la puso contra la pared y empezó a empujar salvajemente, sin descanso y sin variar el ritmo.
Ella tenia sus uñas clavadas en la espalda de el y gemía como si no quisiese hacer ruido, el en plena explosión de energía seguía clavando muy dentro de ella mientras le mordía el cuello y la besaba apasionadamente.
Tras una vuelta mas de las tornas en la que ella cogió el mando, volvieron a la cama y tras horas de sexo, finalmente acabaron.
Mientras estaban tumbados en la cama, abrazados, el quito un mechón de pelo de la cara de ella y sonriendo le dijo;
- Bienvenida a mi casa, Preciosa.
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