Entre que anoche mi cabeza decidio recordar tiempos pasados y javi spameando su vida por twitter he terminado por recordar como era la sensacion de estar en el instituto.
Para empezar era todo tan sencillo... mirabas algo y lo comprendias al momento, personalmente tras años de practica era capaz de conocer a una persona sin nisiquiera hablar con ella, los miraba, veia su comportamiento y los comprendia.
Y solo dios sabe cuanto terror les infligia, porque yo era el chico alto, vestido de negro que no solia hablar con la gente, pero que sabia cosas.
Muchos vinieron a pedirme ayuda o consejo, como quien hace un pacto con el diablo en un cruce de carreteras, muchos no podian mirarme a los ojos. Nadie escapaba al aura que emitia, desde el mas imbecil y grande de los abusones, hasta la chica mas inocente.
Hice amigos si, hubo gente que me acompaño durante años, gente que confiaba en mi, y le importaba bien poco como era. Tambien hubo algunos que pretendian acercarse a mi por razones propias, e incluso hubo alguna chavala que se me declaro.
Pero todo, absolutamente todo se resume en un concepto, yo estaba roto, estaba roto por dentro, no era capaz de generar emociones, solo las absorbia, y por lo tanto vivir la vida a traves de los demas era lo mas cercano que podia estar a sentir algo.
Por eso llegue a comprender a mucha gente, por eso la gente me tenia miedo, porque veia a traves de ellos como si fuesen cristal.
Cuando cambie de instituto mi unico instinto que seguia activo era el de autoconservacion. Pero durante años se forjo una peculiaridad en mi caracter, me encanta saber como se sienten los demas, me encanta saber como reaccionaria la gente y sobretodo, y es una parte bastante oscura de mi personalidad, siento el impulso de jugar con ellos, de manipularlos, de tocar una fibra y ver a una persona desmoronarse.
Trato de no hacerlo, a fin de cuentas nisiquiera estoy seguro de poder, entre otras cosas porque creo que si sigo ese camino, volvere a ser una carcasa vacia, alimentandome de los demas.
jueves, 22 de enero de 2015
sábado, 3 de enero de 2015
Navidades
Estas navidades han sido una jodida montaña rusa. Primero ver a la familia y estar bien.
Y derrepente PAM, mi abuela se muere el 25 de diciembre.
Y que queréis que os diga, fue un alivio, un alivio triste pero un alivio a fin de cuentas, se acabo su sufrimiento, se acabo verla postrada en una cama y se acabo verla parecerse mas y mas a una planta.
Mi abuela fue la que me metió el gusanillo de la cocina, aprendí muchisimo de ella y ahora disfruto cocinando gracias a lo que me enseñó.
También me enseñó a pintar figuras, a coser, a hacer punto de cruz y otras muchas cosas.
Y en sus últimos momentos ella no podía ni reconocer a los que todavía seguíamos a su lado.
Pero no iba a dejar que su muerte me hundiese, ella sacó adelante a 9 hijos y no se rindió nunca y no iba a hacerlo yo.
Así que me fui a pasar el fin de año en ecija y disfrute como un enano tanto allí como en la cena previa.
Jugué, bebí, fume y disfrute. Y aun teniendo ese dolor dentro que me acompañara por mucho tiempo, he podido sonreír.
Y eso hace que merezca la pena.
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